Ojo por ojo, pelo por pelo.

Hay momentos en la vida, en los cuales podemos sentir, percibir, adelantarnos al hecho venidero. Pero así y todo, hacemos oídos sordos y seguimos como si nada.


Creo que más que un "mecanismo" tiene que ver con este instalado arquetipo de esquizoides en el que nos encontramos inmersos, y a ese estado de aceleración en el que vivimos; donde detenerse a escucharse a sí mismo, pasa más por una acción patológica, que por lo que realmente debería ser, un momento salvador al mejor estilo "Vísteme despacio, que estoy apurado".

Bueh, yo hice caso omiso al profundo sentimiento que intentaba decirme a gritos pelados: ¡Si mija si! tu duda tiene todas las bases, ¡no lo hagas!

Obviamente LO HICE, y crucé al local de en frente SALON DE BELLEZA Liliana (Yerbal 2220, Flores) para intentar esa mejora, probar ese arreglo idiota y femenino por excelencia (ante el cual, siempre he tenido repelencia.) Si, porque ir a la peluquería jamás ha sido cosa que me interese o agrade.

Pero en fin, me metí y fui directamente al objetivo: Un alisado suave, con el que simplemente pretendía que mi cabello rebelde se dejáse domar.

La señora *peluquera, tomó mi cabeza entre sus manos, y palabra vá, palabra viene, hablamos del color de la tintura que tenía hecho, de la abundancia de mi pelaje y de lo bien que me iba a quedar lacio (así como lo supe tener en mi infancia.)

Fué pincelando poco a poco, ese ungüento pastoso y maloliente sobre mis pelitos. La aplicación llevó un par de minutos nomás, y el tiempo de exposición del producto en mi cabeza, no alcanzó los 5 minutos.

Llegó el momento de enjuagarme el marote… a la pileta se ha dicho.

Nunca había presenciado, una enjuagada de cabeza que durara una hora y que crema tras crema, volvieran a enjuagar; acompañando todo esto con una verborragia entrecortada, que comenzaba a componerse de frases tales como:

_Ah, eeeh, mmm, ¿se te cae mucho el pelo a vos? (sonido del agua corriendo y las manos de la tipa, intentando destapar la pileta.)

_ Esteeee, ¿Te teñís el pelo? (véase párrafo número 6.)

_Oh, gggrr, dddfffff...nunca me había pasado...

Como yo no podía ver lo que ocurría detrás mío, empecé a observar el desfile de empleadas del lugar, a quienes a cada momento les aumentaba la cara de desconcierto, los ojos de huevo tibio, de carnero degollado; que parecían salirse de sus caras; sumiéndose en un profundo silencio de nicho.

Volvimos a la silla inicial frente al espejo. Aún con la toalla envolviendo mi cabeza; lanza el comentario que confirmó la muerte (capilar en este caso) pero muerte al fin.

_Mmmm, aauuohh, decíme ¿me parece a mí, o tu mamá me comentó que tenías ganas de raparte?

Quitó la toalla, y lo que se reflejó, fué un manojo de hilachas babosas que colgaban irregulares de mi cráneo.

Era como ver un ramo de algas marinas despojadas de su hábitat natural, secadas a 500 rpm, y luego habían achicharrado con un lanzallamas.

No era yo, era "Eso frente al espejo, después del desastre".

Deslicé mis dedos por esa masa indefinida, y me quedé con una buena porción sin hacer le menor esfuerzo.

Sin ejercer un pequeño tirón siquiera, se podían obtener mechones.

El resto de la situación, la dejo libre a la imaginación de cada quien.

Sólo diré, que antes de éste asqueroso evento, había encontrado el corte de pelo que tanto había buscado, ese carré asimétrico que tanto me gustaba llevar.

Hoy todo cambió, irremediablemente la solución será, pasar la máquina en 1 y lucir una rapada paciente, al tiempo y a la suerte.



Peluquera:

Asesina serial de la fibra capilar, del derecho al cabello sano, mentirosa compulsiva (fuí la tercera ilusa, a la que le quemaste todo el pelo.)

¡Hija de un pedo diarréico! con lo de: "Nunca me había pasado en 20 años".

Veinte años de cárcel te merecés vos, en un pabellón de los grosos; donde tuvieras que compartir celda con Pepita la pistolera, Yiya Murano, y una versión femenina del Petiso Orejudo.

Lindo sería, que te hicieran ver estrellitas, con un baño de inmersión, en un container lleno de la cremita que usaste conmigo, y te dejen reposar ahí 2 horitas nomás, para que al salir, el Guazón, sea Pampita al lado tuyo. Amén.