¡Uh!

Mientras escucho "El negro quiere bailar" de los zarpados Les Luthiers, voy alternando carcajadas, con la impresión de que existiendo esta gente de talento incalculable; sentarse aquí e intentar bloggear sobre algo, se vuelve un asunto de puras dudas.

Me entra el julepe, el temblor en los dedos, el "Should I stay or should I go" de los cagazos.
La cuestión que me revuelve los hemisferios, tiene que ver con eso de tener una o varias "ideas" a punto caramelo; conceptos bien definidos acerca de lo que quiero contar. Pero que al momento de apoyar el lápiz sobre la hoja (si, si, escribo en papel, titubeo, borro, ejerzo mi neurósis por el detalle) y recién entonces, pido prestada esta máquina para empezar la catarsis.
Buéh, el punto es que al llegar ese instante, es como si cada una de ellas desapareciera sin avisar y fuera amainada, apaciguada, embobecida mas bien, por alguno de los chispazos de esos que llamamos neuroconductores (en mi caso sin registro) que al echarse a andar ¡Uh! se estrola contra un muro de vacío, y tras tal golpazo, le viene un derrame semántico; dejando letras inconexas cual disléxico en pleno auge.

Y es ahí, cuando me digo para mis adentros...¡Que me parió! ¿Sobre qué escribo hoy? ¿cómo era eso que ayer tenía tan claro?
¡No, no, si empiezo por ese tema; me pierdo de poner esto otro!
¿Cuánto hablar de lo que me acaba de venir al mate?
¡Ahh que ricor! Mejor me preparo uno de esos medio frío, con leche de soja y canela. Y cuando vuelva empiezo.
(Cuatro termos mas tarde...)
Como dijo aquel sabio niño, a sus pocos tres años de nacido...¡La concha del culo!
No puedo recordar sobre qué iba a escribir. Lo único seguro acá, es que si a cada acción le sigue una reacción, mi cerebro debería haber respondido al estímulo de la cafeína de esa mateada.
Pues no pasó nada de eso; lo que sí está por suceder es que, si no arranco hacia el water ligerito, voy a transformar en pelela, al puff que tengo debajo del culo.