El.extraño.mundo.Gualter.

No tengo la menor idea, de lo que pensó cuando supo que yo llegaría.


Pero imagino, que en un principio cuando se enteró de que iba a ser una nena, quizás se le cruzó por la cabeza que no iba a poder enseñarme a patear una pelota, a descuartizar una media res, o a truquear siempre con flor en mano. Es cierto; salí hembra nomás, y no pudo enseñarme acerca de esas cosas.

Pero si a alguien le importa eso, no es precisamente a mí.

Porque todos los recuerdos que vengo acumulando hasta hoy, de éste ser inigualable no tienen número; pero sí género, 3ra persona del singular: EL.

Tan singular como se puede ser, puede hablarte durante horas, a cerca de cuanto partido de fútbol, haya por ahí, no importa si se jugó ayer, hace un año, o un par décadas. Cuando participa de una conversación, puede apreciarse que el uso de su uruguayo básico, es tan enriquecedor, como el español de un buen cuentista.

Es igual de inquieto, que un gurisito a la espera de los reyes magos. Día a día trabaja sus 13 horas reglamentarias, disfrutando de su sueño cumplido "el negocio propio", el cual es una especie de tributo inocente: "Autoservicio Walter".

Si por esas cosas de la vida, le toca escribirte una lista de compras, deberás hacerle frente, a un código grafowalteriológico, en el cual encontrarás una variedad de signos (los cuales recomiendo, no intentar decifrar por cuenta propia) tales como: (00 3 d) Que traducido al humano convencional, equivale a "3 docenas de huevos".

Tiene gran habilidad para la terquedad, llevando una opinión a extremos que pueden volverse intolerables para el receptor, quien debe optar entre desistir, o carcajear. Por ejemplo; si le decís que tu apellido es Medina, y para él hasta ese momento era Dominguez, ante tu negación, preguntará consternado ¡¡¿Me vas a decir a mi? !!

Claro que, si al día siguiente descubre que su porfiadera era errónea, se acercará para decírte que tenías razón, que tu apellído es Dominguez (aunque en su interior, Medina siga existiendo.)

Lo de ser abuelo, lo ha ablandado bastante en cuestiones tales como, cerrar un sábado por la tarde si cumple años la nietita. Decir "te quiero" sin ponerse colorado, y ni hablar de zarparse contando un chiste de “relajo”, cosa que años atrás, no se le hubiera ocurrido porque sus dos gurises eran chicos, y mirá vó, si va a andar diciendo esos degeneramientos.

Claro que, como pueden imaginarse, ésto que les cuento es tan solo una ojeada mínima, una introducción nomás, a la galaxia Walter, con lo cual es muy probable, que vuelva con más...

Porque si pudieran ser yo, por un par de dias; habria una fila doblando la esquina

de gente sacando numero, pa' darse una probadita, de lo que se siente ser hijo del Gualter.